Abelardo Ahumada

Hace dos años estuvimos comentando acerca de lo poco que se ha podido saber sobre la conquista de Coliman y la posterior fundación (por órdenes explícitas de Hernán Cortés), de una villa española con ese mismo nombre. Señalando que aquello no fue el fin sino apenas el comienzo de lo que sería la exploración y conquista, tanto por mar como por tierra, de toda la parte noroccidental de lo que hoy los promotores del turismo llaman “El Pacífico Mexicano”.

Y el 4 de mayo de este 2025 que corre, estuvimos en un Coloquio Regional de Cronistas, en Autlán de la Grana, Jalisco, hablando de lo que precisamente sucedió en la primera expedición que tuvo el propósito que acabo de mencionar, enfatizando el dato de que, desde octubre de 1524 hasta mayo de 1525, un contingente de español, acompañado por un nutrido grupo de indígenas de Colima, había participado, junto con el capitán Francisco Cortés, en la exploración y conquista de los pueblos que había entonces desde las faldas occidentales del Nevado de Colima hasta la que ellos mismos denominaron Bahía de Banderas, que actualmente comparten los estados de Jalisco y Nayarit.

Este viernes 25 de julio, volvimos a estar en Tecomán y Caxitlán, Colima, para conmemorar, junto con las autoridades municipales de esa verde y bella población costeña, los 502 años de la conquista de Coliman y la fundación de la ya mencionada villa. Aunque en el programa oficial se les pasó mencionar el drama de la conquista y sólo se refirieron a la fundación.

Hubo, para conmemorar dicho evento, una Sesión Solemne del Cabildo tecomense, presidido en estas fechas por el Lic. Armando Reyna Magaña. Y, para exponer la parte medular de historia del hecho recordado, tuvieron el tino de invitar al Dr. José Salazar Aviña, quien en otros trienios se ha desempeñado como Cronista Municipal.

Él no se olvidó de referirse a la parte cruenta de la conquista y como sustento de su charla hizo referencia a los testimonios de tres fuentes fundamentales: “La Relación de Michoacán” (que es el libro más antiguo en español en nuestro continente, escrito a mano entre 1539 y 1541); “La Relación Breve y Sumaria” de la visita que hizo a Colima el licenciado Lorenzo Lebrón de Quiñones, entre 1551 y 1553, y “La Relación de la venida de los españoles”, escrita por Fernando de Alva Ixtlilxóchitl a finales del siglo XVI. Libros gracias a los que, por ejemplo, hemos podido saber que, junto con el capitán Gonzalo de Sandoval y sus 150 soldados hispanos, vinieron a dicha conquista aproximadamente diez mil guerreros michoaques y dieciséis mil acolhuas o texcocanos, que a la hora de los enfrentamientos lograron someter a los cinco mil tecos (o teco-colimecas) y sacrificar y comer a no pocos de ellos.

Después de la Sesión Solemne del Cabildo, tanto las autoridades locales, como los funcionarios del gobierno municipal y gente de Tecomán, el dicho Salazar Aviña y este redactor, nos trasladamos a un espacio casi totalmente silvestre, donde hace muchísimos años primero estuvo el pueblo indígena de Caxitlan, y hoy siguen estando algunos restos ya muy arruinados de lo que en las postrimerías del periodo virreinal fue el Mesón de Caxitlán, y que, ya en nuestro tiempo, fue dado a conocer por el presbítero Roberto Urzúa Orozco, párroco de Santiago Tecomán. Un sitio al que por sugerencia del entonces cronista Dr. José Salazar Cárdenas (padre de Salazar Aviña), se convirtió, podríamos hoy decir, en una especie de “Parque Temático” durante el periodo del gobierno municipal encabezado del Profr. Gustavo Vázquez Montes. Antigua hospedería que, según las añejas crónicas, expuestas también por nuestro amigo, debió de haber estado muy cerca del ya desaparecido pueblo indígena de Caxitlan.

Con el marco de la verde y abundante flora que engalana el sitio, la parte artística del evento estuvo a cargo de un ballet folclórico loca, que, con sus muy juveniles bríos, entre otros sones y “jarabes” interpretaron el de “La Iguana”, que años atrás coreografiaron y popularizaron nuestros también amigos, profesores, Salvador e Irma Dávila Esquivel.

Y sin que la belleza femenina tampoco pudiese faltar, también se hizo presente la licenciada Marcela Corona Verduzco, bellísima joven tecomense que, según escuché al presentador o maestro de ceremonias, en marzo pasado fue seleccionada para representar a Colima en el Certamen de Miss Universo. Muchacha junto a la que el muy suertudo de mi amigo y colega tuvo el gusto de exponer su tema.

Para dar por concluida la conmemoración oficial, hubo, por supuesto, la toma de muchas fotos a las autoridades y a los participantes. Y luego ya, por nuestra cuenta, Pepe Salazar y yo nos fuimos hasta la playa de El Real, para comer en uno de los restaurantes más conocidos y tradicionales, exactamente en la orilla del mar.

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