Fue el realizado por el Ingeniero Ernesto Cruz González en la Universidad de Colima.

Tecomán, Colima. Hoy lunes, 19 de mayo de 2025, la Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias de la Universidad de Colima en el campus Tecomán fue escenario de una conferencia magistral que resonará en los campos de la agronomía, titulada “Líder de Alto Rendimiento en el Cultivo de Maíz”. Impartida por el Ingeniero Ernesto Cruz González, Director General de la empresa ATINDER México, la ponencia comenzó a las 10:00 horas, convocando a estudiantes, académicos y a un grupo selecto de asistentes, entre quienes nos encontrábamos los cronistas Mirtea Elizabeth Acuña Cepeda, José Luis Márquez Figueroa, Sergio Francisco Chapela Preciado, José Salazar Aviña, acompañados por nuestros amigos invitados Marcelo Amezcua Rivera y Jorge Romero Guzmán.

Desde el inicio, el Ingeniero Cruz González adoptó un tono directo y apasionado, declarando su origen en el rancho y estableciendo la premisa central de su mensaje: si alguien no puede hacer algo, otro puede mejorarlo. Subrayó que lo más difícil, al enfrentar retos como conectar 25 toneladas de maíz, es creerlo. Enfatizó que la creencia es fundamental, pues sin ella “no se va a poder”. Se presentó como parte de un equipo multidisciplinario (expertos en suelo, genética, biología, mecánica, económica, sistemas), pero con una visión compartida: ser los mejores del mundo. Afirmó con orgullo que los mexicanos “somos chingones”.

La agricultura, según el ponente, tiene tareas complejas y vitales. Primero, producir alimentos y materia prima en cantidad y calidad para todos, ya que es la base de todo. Segundo, impulsar el desarrollo rural y generar riqueza para los agricultores, quienes merecen comer bien y ganar dinero por su trabajo. Tercero, la necesidad de ser mejores personas para que el sector prospere y cuarto, y crucial para el futuro, modificar los sistemas agrícolas hacia prácticas ambientalmente amigables, no como una moda, sino como una necesidad. Esto implica entender que el suelo, el agua y el ambiente son el patrimonio del agricultor, y solo así se puede producir más, con mayor calidad y rentabilidad.

El Ingeniero planteó el gran reto del maíz para los próximos 25 años (hacia 2050). Actualmente, a nivel mundial, se producen alrededor de 1150 millones de toneladas y se siembran unas 200 millones de hectáreas, con un rendimiento promedio de 5.8 toneladas por hectárea. Para 2050, se necesitarán 1620 millones de toneladas. Mientras algunos proponen sembrar 30 millones de hectáreas más y subir el rendimiento, el Ingeniero Cruz González argumentó la necesidad de ser realistas. Consideró imposible conseguir 30 millones de hectáreas adicionales sin sacrificar bosques y selvas, y señaló la pérdida anual de tierras por deforestación, erosión y degradación. Su propuesta radical es reducir la superficie sembrada a 150-160 millones de hectáreas, eliminando áreas no aptas por orografía o uso de suelo. Esto requiere una revolución agrícola que el mundo no ha visto, incrementando la productividad global en 65-70% en los próximos 25 años. “O lo hacemos o lo hacemos”, sentenció.

La situación de México fue expuesta con franqueza: se siembran 7.5 millones de hectáreas, se producen 27 millones de toneladas, con un rendimiento promedio de solo 3.7 toneladas por hectárea, muy por debajo del promedio mundial de 5.63. Criticó duramente el bajo rendimiento de los agrónomos mexicanos “somos fracasados”. México importa actualmente 40-50% de su maíz. La autosuficiencia es crucial para la libertad, autodeterminación y buena alimentación de la población. La competencia no le asusta frente a agricultores que logran 15 toneladas por hectárea, “mi nieta de 12 años ya los hace”, sino contra el nivel de subsidios del “primer mundo”, que considera un escándalo. Contrastó esto con los subsidios en México, usados para comprar votos en lugar de elevar la productividad. Para 2050, México necesitará 60 millones de toneladas, importando más del 60% si las cosas siguen igual. La autosuficiencia es posible con rendimientos de 12.5 toneladas en 3 millones de hectáreas y 5 toneladas en 4.5 millones de hectáreas.
La agricultura enfrenta varios desafíos globales: consumidores que exigen mayor calidad e inocuidad. Un mercado global distorsionado por los subsidios. El cambio climático, quizás el mayor problema, con menos tierra, menos agua, mala distribución, nuevas plagas y enfermedades. México es uno de los grandes perdedores del cambio climático. La revolución tecnológica es una herramienta indispensable para la productividad. La integración y las escalas son vitales, el tamaño “sí importa”. La necesidad de sistemas ambientalmente amigables y la restauración de ecosistemas. Finalmente, la dificultad para encontrar gente que trabaje en el campo.

El Ingeniero destacó que la agricultura es una cadena económica muy compleja, tan fuerte como su eslabón más débil. Triplicar el rendimiento podría solucionar muchos problemas. Desafió la percepción de la realidad, ilustrándola con ejemplos como bicicletas de ruedas cuadradas o bicicletas usadas como aulas en la India. Cada realidad, afirmó, crea sus propias leyes. Comparó las diferentes “leyes” que rigen los trenes de vapor antiguos y los trenes de alta velocidad modernos, sugiriendo que muchos agricultores operan bajo las “leyes del tren de vapor”. Instó a la audiencia a decidir qué realidad quieren crear.
Presentó los tres grandes ejes que, según su experiencia de 35 años, hacen que la agricultura funcione: 1. Rentabilidad. La agricultura debe ser un negocio rentable. 2. Calidad. El mercado la exige, y la cantidad es producto de la calidad. 3. Sostenibilidad. Solo después de ser rentable y producir con calidad, se puede pensar en la sostenibilidad. Criticó la mentalidad de buscar el menor costo por hectárea, calificándola como “mentalidad de la pobreza”. Lo que importa es el costo por tonelada producida. Ejemplificó su propio caso, gastando $3,000 Dls. por hectárea (65,000-70,000 pesos) pero produciendo 30 toneladas, resultando en un costo de producción por tonelada de 2,000 pesos. El agricultor más rentable es el que produce más toneladas por hectárea con menor costo por tonelada, mientras incrementa la fertilidad del suelo.
Señaló que el alto rendimiento es más filosofía que ciencia. La pasión, el trabajo duro, ser mejor persona, tener fe y resolver problemas paso a paso son clave. Relató anécdotas personales, como las críticas constructivas de su hijo, para enfatizar la pasión por la excelencia. Pidió a los estudiantes no ser “conformistas ingenieros del tercer mundo”. Inspirado por la grandeza histórica de la agricultura mexicana (origen de 60 de los 100 cultivos más importantes), desafió a los presentes a recuperar esa posición y ser los mejores del mundo.
Presentó el grupo ATINDER México, compuesto por tres empresas: Satélite Técnico (los “soñadores”, liderando con el ejemplo). Biotecnote (dedicada a la formulación de insumos de última generación como aminoácidos, ácidos orgánicos, poliaminas, fosfitos, etc., que no existían en el mercado cuando empezaron). Hibris (desarrollando su propia genética de maíz adaptada a altas densidades de siembra, ya que la genética comercial no satisface sus necesidades). Mencionó su trabajo de asesoría internacional en numerosos países, destacando proyectos de gran escala. Aclaró que sus materiales genéticos no son transgénicos, argumentando que los transgénicos no necesariamente producen más, citando ejemplos de países que los usan con rendimientos modestos.
Uno de los puntos más enfáticos fue la necesidad de medir. “¿Cuántas semillas siembran? ¿Cuántas cosechan? ¿Cuánto pesa cada mazorca?. Lamentó que muchos agricultores no conozcan estos datos básicos, perdiendo un 35-45% de su población de plantas. La medición permite identificar las causas particulares de los problemas (compactación, pH, calibración de sembradora, variedad, plagas, malezas, falta de agua, etc.). Instó a la humildad para reconocer la propia responsabilidad en las prácticas de manejo.
Para el Ingeniero Cruz González, es crucial entender la diferencia entre efectos y causas. La agronomía y la investigación son necesarias para conocer las causas, más allá de “San Google”. Es preciso conocer todo el sistema: geología, climatología, enfermedades, plagas, malezas, máquinas, variedades, insumos. Puso especial énfasis en lo que sucede bajo tierra, con las raíces. Aseguró que todo lo que pasa arriba es consecuencia de lo que pasa abajo. Criticó el uso del arado, calificándolo de destructivo para el suelo. Abogó por “preguntarle a las plantas” sacando muestras para entender su fisiología y lo que necesitan.
La nutrición fue identificada como la práctica que más incrementa la productividad, incluso más que la genética. Describió una visión avanzada de la nutrición vegetal, que va más allá de los 17 minerales tradicionales, considerando a las plantas como seres vivos complejos que requieren 45 nutrientes esenciales, incluyendo aminoácidos, ácidos orgánicos y poliaminas, en interacción con la vida del suelo (bacterias, hongos). La planta, al exudar fotosintatos, crea un ecosistema vital a su alrededor.
El método que propone es ingeniería agronómica aplicada a cada condición particular para alcanzar metas de producción específicas. Los factores clave son las condiciones ambientales, la genética, la calidad de los insumos y las prácticas de manejo, siendo estas últimas donde el agricultor tiene control.
En la sección de preguntas y respuestas, se abordaron diversos temas. Sobre por qué no ha batido récords mundiales en México, citó la falta de apoyo gubernamental y el alto nivel tecnológico requerido. Mencionó la afectación de la guerra en Ucrania a raíz de proyectos internacionales. Respecto a la vinculación del precio del maíz a la bolsa de Chicago, lo atribuyó a la competencia con la agricultura subsidiada del primer mundo, una cuestión de “seguridad nacional”. Sobre cómo organizarse fuera del gobierno, señaló que la organización nace de la necesidad, no del apoyo externo, y que sus servicios tienen un costo para sostener a su equipo de 60 ingenieros. Finalmente, dio su opinión crítica sobre la ganadería extensiva como una práctica degradante.
El mensaje final para los jóvenes fue un llamado a la acción y la perseverancia. Primero, a estar unidos. Segundo, a tener humildad para admitir errores y mejorar. Tercero, a liderar con el ejemplo de resultados productivos, no solo con palabras. Cuarto, a medir y encontrar las causas para mejorar, entendiendo que el límite está en la mente. Quinto, a tener un sueño ambicioso (ser los mejores del mundo, verse en 30 años), construirlo paso a paso y no abandonarlo a pesar de los fracasos, ignorando a quienes dicen que es imposible. Recordó que los mexicanos pueden ser los mejores agricultores del mundo.
La conferencia concluyó con el agradecimiento formal de las autoridades universitarias y la entrega de un reconocimiento al Ingeniero Ernesto Cruz González por su valiosa participación en la Semana de las Ciencias Agrícolas 2025. Su mensaje, retador y esperanzador, invitó a los presentes a creer, a medir, a mejorar y a asumir la responsabilidad de ser protagonistas en la necesaria transformación de la agricultura mexicana y mundial.

Que barbaridad. Los cronistas terminamos haciendo análisis profundos y comentarios extensos en el conocido restaurante del centro de Tecomán “El patio”, dándonos el quien vive con platillos exclusivos de la cocina tradicional colimota. Lo que dejan estas aventuras. Que no?
Me parece muy interesante lo que aquí se ha expuesto. Y lamento no haber podido participar por estar ocupado en otros entenderes.